Infección de Vías Urinarias
Objetivos
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Criterio preciso de infección urinaria verdadera.
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Detección temprana de malformaciones y/o disfunciones del tracto urinario alto o bajo que favorecen la presencia de infección.
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Tratamiento oportuno e individualizado con seguimiento y/o derivación al especialista, de los pacientes que tienen anomalías o infecciones recurrentes.1
Definiciones
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IVU: Respuesta inflamatoria del urotelio a una invasión bacteriana.
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Cambios fisiológicos y fisiopatológicos que se suceden como consecuencia de la presencia de una cantidad significativa, lo que generalmente significa más de 100 000 unidades formadoras de colonias (UFC) de bacterias, en las vías urinarias, parénquima renal o en ambos.1
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Bacteriuria: ≥100 000 ufc/ml orina
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Asintomática: >100 000 ufc/ml orina sin síntomas. Se debe tratar con antibiótico siempre.
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Sintomática: >100 000 ufc/ml orina con síntomas.
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Significativa: desde 1000 bacterias para confirmar cistitis y 10 000 para pielonefritis.
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Abacteriuria sintomática: no hay bacterias, sí síntomas.
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Síndrome irritativo urinario: presencia de disuria, polaquiuria, nicturia, urgencia urinaria.
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Piurira: >10 leucocitos/ml de orina
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IVU No complicada: infección que afecta a un paciente sano con vías urinarias normales desde el punto de vista estructural y funcional.
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IVU complicada: en pacientes con alguna enfermedad de base en el cual las vías urinarias son anormales anatómicamente o funcionalmente, el hospedero está comprometido.
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Recidiva: IVU tratada y en <6 semanas hay infección otra vez. Antibiótico no fue efectivo o tiene otro factor que hace que persista infección por el mismo microorganismo.
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Reinfección: IVU tratada y resuelta y en <6 meses y hay infección por mismo microorganismo u otro.
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Recurrencia: 2-3 infecciones en 6 meses o ≥3 en 1 año.
Epidemiología
La IVU predomina en los niños durante los primeros 3 meses de vida, mientras que a edades posteriores se presenta con más frecuencia en las niñas, llegando a alcanzar una relación de 10:1. Las infecciones complicadas se relacionan con la entrada en diálisis de cerca de 40% de niños con falla renal. La mortalidad debe ser nula en la infección no complicada.1
Etiología
El principal agente causal es E. coli. La vía de infección casi siempre es ascendente, a partir de microorganismos procedentes del intestino que se encuentran en el área perineal y ascienden por la uretra hasta la vejiga. Otras bacterias de origen fecal que ocasionalmente causan IVU son Klebsiella spp, Proteus mirabilis, otros bacilos entéricos grammnegativos y enterococos Intervienen factores de virulencia de bacteria, tamaño del inóculo, condiciones que permitan estasis o reflujo de orina.
Durante la lactancia la micción y la defecación se realizan de manera automática y refleja, es decir sin control voluntario. Entre los 18 meses y los 3 años se produce la maduración de los centros nerviosos cerebrales, de manera que entre los 2 y los 4 años la mayoría de los niños pueden controlar adecuadamente ambos esfínteres.2
En los primeros años de vida se favorece la contaminación perineal con flora del intestino, son la incontinencia fecal, la exposición prolongada a las heces en los pañales y la fimosis fisiológica. En neonatos, lactantes e infantes por fimosis del prepucio: ejercicios prepuciales contraindicados porque estimulan formación de sinequias. Nota: En neonatos se debe revisar pene, testículos. Si la fimosis no es total, no está estenosado entonces se deben de recomendar a los padres tener mucho cuidado higiénico. En niños que ya no usan pañales con IVUS se debe sospechar malformaciones congénitas. En neonatos también interviene el baño en tinas.
Fisiopatología
Las vías de entrada de la infección al tracto urinario pueden ser:
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Ascendente: responsable de la mayoría de los casos de IVU
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Hematógena: Rara y se observa en RN o inmunocomprometidos.
El aparato urinario en situación fisiológica es estéril y resistente a la infección. El meato urinario y la zona periuretral, en condiciones normales, están colonizadas por diferentes gérmenes como S. epidermidis, S. no hemolíticos, Lactobacillus, difteroides, bacilos gramnegativos anaerobios y ocasionalmente gérmenes uropatógenos como E.coli.
La infección bacteriana depende de la virulencia del germen y de los mecanismos de defensa del huésped. El ascenso de las bacterias al tracto urinario superior se favorece por condiciones patológicas como el reflujo vesicouretral.
Una vez que las bacterias han ascendido y colonizan el parénquima renal, liberan sus endotoxinas, se activan los macrófagos, linfocitos à Liberan citocinas, leucotrienos, tromboxano, prostaglandinas que inducen la producción de óxido nítrico.
Posteriormente:
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Se produce infiltración de polimorfonucleares en los túbulos.
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Destrucción bacteriana
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Lesión tisular
Finalmente, culminará con la pérdida y deformidad de la masa renal y caliceal. Las cicatrices favorecen el desarrollo ulterior de hipertensión arterial y falla renal crónica.
Cuadro Clínico
Infecciones de riesgo o complicadas (corresponden a las IU de vías altas):
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Fiebre > 38,5° C.
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Edad < 2 años (principalmente <6 meses).
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Mal estado general.
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Aspecto tóxico.
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Deshidratación.
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Alguno de los siguientes antecedentes: recidivante, resistente a tratamientos previos o antecedente de nefrouropatía.
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Leucocitosis, cifras elevadas de PCR, VSG, procalcitonina.
Infecciones de bajo riesgo o no complicadas (corresponden a las IU de vías bajas):
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Afebriles o febriculares.
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Edad > 2 años (principalmente en niñas).
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Síndrome miccional.
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Buen estado general.
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Hidratación correcta.
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Ausencia de antecedentes personales o familiares de nefrouropatía significativa.
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Ausencia de antecedentes de IU de riesgo o de repetición.
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Poca o nula alteración de los reactantes de fase aguda.
Se define como fiebre a temperatura > 38 °C
Diagnóstico
En la infancia, a diferencia de lo que ocurre en otros grupos de edad, se considera necesario obtener una muestra de orina para confirmar o descartar una sospecha de ITU, especialmente cuando se trata de un cuadro febril.
El chorro miccional limpio es la técnica de elección para la recogida de orina en niños continentes, porque muestra aceptables indicadores de validez diagnóstica cuando se compara con la punción suprapúbica.
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Tira reactiva: tienen utilidad para el diagnóstico la positividad de los nitritos (cociente de probabilidad positivo [CPP]: 10-25) y de la esterasa leucocitaria (CPP: 5). La presencia combinada de ambos pará- metros aumenta mucho la probabilidad de que el urocultivo realizado con dicha orina sea positivo (CPP >20)
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Examen microscópico del sedimento urinario: la presencia de bacterias en el sedimento, especialmente si se utiliza la tinción de Gram, tiene un CPP >10 para el diagnóstico de ITU.
Estudios de Imagén
El manejo correcto de la ITU incluye la realización de estudios de imagen que buscan detectar anomalías del tracto urinario que pudieran predisponer a las recurrencias y daño renal agudo y/o crónico. La elección de las pruebas de imagen indicadas en cada paciente es, probablemente, la decisión más controvertida de las que deben ser tomadas en niños con ITU. Cada guía ofrece alternativas diferentes porque no existen estudios que aporten evidencias sólidas.
Aunque existen otros estudios de imagen que pueden tener indicaciones en pacientes aislados (urografía intravenosa, resonancia nuclear magnética, tomografía computarizada…), las pruebas cuya realización debe ser valorada en todos los pacientes son la ecografía abdominal, la gammagrafía renal con DMSA y la cistografía. A pesar de que las distintas guías y protocolos presentan algunas discrepancias en la indicación de estos tres tipos de estudio, actualmente tienden a individualizarse dichas indicaciones en función de la edad y riesgo del paciente, la experiencia y disponibilidad de medios, y la información obtenida de la ecografía prenatal.
Ecografía renal
Utilidad
Aporta información sobre los riñones (número, tamaño, situación y características del parénquima), la vía urinaria (dilatación, duplicidad) y la vejiga (ureterocele, residuo miccional, engrosamiento de la pared, sedimento urinario). Es poco sensible para detectar cicatrices renales leves, RVU y PNA, aunque puede resultar útil el uso de técnicas de potenciación (power Doppler) para aumentar el rendimiento de la ecografía en el diagnóstico de PNA, pues en el caso de estar alterada por su alta especificidad evitaría la necesidad de una gammagrafía renal en fase aguda.
Indicaciones
En general, se recomienda su realización en las siguientes situaciones:
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Paciente que no controle la micción y que no disponga de ecografía previa (postnatal o antes del nacimiento, pero realizada en un centro con experiencia en diagnóstico prenatal).
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ITU febril.
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ITU recurrente.
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ITU por microorganismo distinto de E. Coli.
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Disfunción miccional.
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Niveles de creatinina elevados o masa abdominal.
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Antecedentes familiares de RVU.
Algunas guías no consideran necesario practicar ecografía en niños mayores de seis meses con ITU febril y buena respuesta al tratamiento, aunque no puede considerarse injustificada su realización en estos pacientes si se tiene en cuenta la información que aporta y dada su inocuidad y accesibilidad.
Gammagrafía renal con DMSA
Utilidad
Es la prueba de referencia para el diagnóstico de PNA (realizada en fase aguda, después de las primeras 48 horas y dentro de los primeros siete días de la ITU) y de afectación cicatricial parenquimatosa (realizada en fase tardía, al menos seis meses después de la ITU). Aporta información sobre la extensión de la lesión y la función renal diferencial de cada riñón. Una gammagrafía patológica en fase aguda es predictiva de RVU de alto grado (IV-V) que tiene mayor riesgo de provocar daño renal y acompañarse de ITU recurrente, con una sensibilidad y valor predictivo negativo superior al 90% en la mayoría de estudios, aunque con alto coste y radiación global realizándola por protocolo en toda ITU febril.
Indicaciones
Por tanto, a pesar de su baja dosis de radiación (1mSv) por estudio, no se recomienda su realización rutinaria en fase aguda, aunque puede considerarse su uso selectivo, en función de su disponibilidad, para decidir tratamiento y realización de otros exámenes complementarios. Se recomienda su realización diferida tras una
ITU febril en las siguientes situaciones:
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Sospecha de afectación renal por alteración de los parámetros urinarios de funcionalismo renal.
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Evolución atípica con persistencia de la fiebre más de 48-72 horas.
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ITU recurrente febril.
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ITU por microorganismo distinto de E. Coli.
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Septicemia.
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Niveles de creatinina elevados.
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Hallazgos alterados en ecografía abdominal, cistografía o gammagrafía en fase aguda.
Cistografía
En función del tipo de sustancia utilizada para su realización, se dispone de los siguientes tipos de cistografía: radiológica convencional o CUMS, isotópica directa (CID) e indirecta (CII) y eco cistografía. La CUMS permite el estudio anatómico de la vía urinaria. La CID tiene una rentabilidad similar a la CUMS, pero utiliza menor dosis de radiación. La CII no precisa sondaje vesical y puede realizarse en niños continentes, pero es menos sensible que las anteriores para detectar reflujo de bajo grado. La eco cistografía alcanza un rendimiento diagnóstico comparable a las otras técnicas solo con personal entrenado.
Utilidad
Es la prueba de elección para el diagnóstico de RVU y para establecer su grado. Se detecta reflujo en más de un tercio de los lactantes tras su primera ITU febril, pero en aproximadamente el 90% de los casos es de bajo grado y tiende a desaparecer espontáneamente. Es también la prueba de elección para detectar obstrucción del tracto urinario inferior, especialmente la provocada por válvulas de uretra posterior.
Indicaciones
No se considera indicada su realización tras una primera ITU, salvo en alguna de las siguientes situaciones.
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Niño o niña con ITU recurrente.
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Disfunción miccional con sintomatología durante la fase de vaciado vesical.
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Hallazgos alterados en ecografía abdominal o gammagrafía renal.
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Antecedentes familiares de RVU.
Algunas guías no consideran necesario practicar cistografía en ningún caso en niños que ya han alcanzado la continencia urinaria, salvo que existan alteraciones en las otras pruebas de imagen.
Conviene recordar que en modelos animales se han evidenciado dilataciones de la vía urinaria leves y transitorias, producidas por las endotoxinas bacterianas, y aunque no se ha demostrado en pacientes humanos convendría considerarlo y realizar un nuevo control ecográfico fuera de la fase aguda antes de indicar otras exploraciones invasivas y que sometan a radiación a los niños. En función de la disponibilidad se recomienda elegir la cistografía isotópica o la ecocistografía en lugar de la CUMS, salvo en niños (generalmente varones) con riesgo de presentar anomalías del tracto urinario inferior.
Tratamiento
La duración del tratamiento antibiótico para IVU febriles es de 10-14 días. En niños con infección urinaria afebril o de vías bajas de 3-5 días de duración, salvo episodios recidivantes o en menores de dos años que será de 7-10 días.
Algoritmo de Seguimiento
Bibliografía
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Martínez y Martínez. (2013). PEDIATRÍA. SALUD Y ENFERMEDAD DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE. México: Manual Moderno.
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Gutiérrez, C.. (15-Junio-2005). Control de esfínteres en los niños. Sociedad de Pediatría de Asturias, Cantabria y Castilla y León, 3, 1-2.
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Marín, M., Ordóñez O., Palacios, A.. (2011). Manual de Urgencias de Pediatría. Majadahonda (Madrid): Ergon .
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